Los estudiantes de la Licenciatura en Filosofía se dieron cita de manera virtual en tres sesiones para vivir el Foro Internacional: Responsabilidad Social de la Educación: Reflexiones Pedagógicas sobre la Inclusión y la Diversidad.
Un encuentro liderado por el profesor de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y Educación, Christian Cortés Martínez y que contó con la participación de los invitados: Dr. Xaab Nop Vargas Vásquez, presidente del Wejën Kajën: una reflexión pedagógica para la diversidad e inclusión educativa; Karen Díaz Restrepo, miembro del equipo transversal de pedagogía de la Comisión de la Verdad; y Vania Rodríguez Fuentealba, profesora diferencial, magíster en Educación y Gestión Inclusiva.
El 22 de septiembre inició el foro donde se invitó a los participantes a sacarle provecho al conocimiento compartido por los profesores invitados y su amplia experiencia en las dinámicas educativas. El objetivo central de este ejercicio pedagógico fue tener un acercamiento con las diversidades y la inclusión educativa como un eje de la responsabilidad social que deben adquirir los profesores y los estudiantes que se están formando en la licenciatura para dinamizar las prácticas educativas.
En la primera sesión contamos con la participación del profesor Xaab Nop Vargas Vásquez que compartió con los estudiantes su perspectiva frente a la educación en América Latina y como ha sido el desarrollo de las prácticas en el continente. Él ha desarrollado su trabajo en espacios académicos desde una filosofía encaminada a la reflexión pedagógica para la diversidad y la inclusión educativa.
Vargas resaltó que los retos del siglo XXI en materia educativa representan una oportunidad enorme para los futuros profesores, y según su perspectiva la parte espiritual y emocional son fundamentales para la maduración de la mente y el saber, para ponerlos al servicio de la comunidad por medio del intercambio de conocimientos.
¿Dónde se aprende más, en la escuela o en la comunidad?
A partir de esta pregunta los profesores pueden reflexionar sobre las prácticas educativas y los principios de aprendizaje de ‘hacer haciendo’ y ‘aprender haciendo’. “Cómo aprendemos a ser profesores, pues dando clase, estando en el acto de la enseñanza… En todo momento enseñamos y en todo momento aprendemos, nunca dejamos de aprender” expresó Vargas.
Ser colectivo, ser comunidad, es otro de los principios cosmogónicos del Wejën Kajën, filosofía que invita a los maestros a reconocer que somos personas relacionales y esto nos construye como seres humanos. De igual manera, es importante reconocer la otredad, la diversidad y desde la educación responsabilizarnos del otro y de sus propios procesos de aprendizaje – enseñanza.
Voltear a lo que somos, reconocer los verdaderos problemas que nos conciernen como sociedad, preguntarnos cosas como: qué de la guerra vive en mí, qué del machismo vive en mí, qué del patriarcado vive en mí y cómo a raíz de ese autoconocimiento podemos empezar a brindar soluciones desde el día a día para combatir esos problemas y ser agentes de cambio desde el aprendizaje y la enseñanza, estas fueron las invitaciones para todos los asistentes al primer encuentro desarrollado.
Karen Díaz Restrepo nos acompañó en la segunda sesión, donde los estudiantes se dieron cita en uno de nuestros auditorios y se conectaron para compartir un espacio de intercambio de saberes en torno a la construcción de prácticas que permitan la transformación de los territorios a través del dialogo.
Cabe resaltar que la formación es un proceso continuo y permanente que se da a lo largo de nuestra existencia y se da desde el conocimiento, primero teórico de nuestro mundo y el conocimiento que construimos en los territorios, en los espacios de interacción y reconocimiento del otro y con el otro a través de la contribución de todos los actores.
El último encuentro del foro contó con la participación de Vania Rodríguez Fuentealba para hablar sobre educación inclusiva y la importancia de comprender este concepto, pues se tiene una idea errada en la cual se considera que con el solo hecho con hacer parte a las personas que tienen una condición específica en nuestros contextos ya estamos hablando de inclusión, sin tener en cuenta que dichas personas necesitan atenciones especiales enfocadas en sus habilidades.
La inclusión se debe entender como un derecho y los profesores deben garantizar que en los espacios educativos todos los actores puedan contar con la posibilidad de participar, interactuar, aprender y desarrollar sus habilidades, desde la transformación hacia una educación integral.
Una escuela inclusiva debe estar bajo los pilares de que todos los estudiantes logren desarrollarse en su totalidad como personas, donde se valide la igualdad de derechos y donde se entienda la diversidad como una riqueza que nos permite aprender del otro y enriquecernos juntos, desde el desarrollo de las necesidades individuales.
Esto representa un reto enorme para que las instituciones de educación enfoquen sus procesos y metodologías en el aprendizaje cooperativo, las capacidades educativas, sociales y cognitivas de todos sus miembros y a la vez propone una necesidad de flexibilizar las políticas, los currículos y las dinámicas académicas para empezar el avance hacia una responsabilidad social educativa efectiva, inclusiva y diversa.