Muchas personas siguen sintiendo miedo, incluso tras recibir información clara y rigurosa, emitida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Lo cierto es que los profesionales de la salud repiten una y otra vez que no hay motivos para una alarma social: el nuevo coronavirus no es más preocupante que el virus de la gripe.
Lo que está claro sobre el virus:
La tasa global de mortalidad se sitúa en torno al 2%. Las muertes se producen, en la inmensa mayoría de los afectados, en personas con patologías graves previas.
El factor edad está confirmado. La mortalidad se sitúa en torno al 15% en mayores de 80 años, reduciéndose a menos el 1% en menores de 50.
Más del 80% de los casos son leves. Datos que proceden de un estudio con más de 70.000 casos, la gravedad es incluso un poco inferior a la de la gripe.
El virus se transmite muy fácilmente pues al tratarse de un virus nuevo, no existen ni defensas por haber pasado la enfermedad ni, por supuesto, vacuna.
Medidas de protección:
Los tapabocas deberían reservarse para aquellos lugares en los que se han detectado muchos casos de la enfermedad en un espacio reducido.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a las personas sanas que usen mascarilla solo si atienden o son familiares de una persona con COVID-19 o con sospecha fundada de tener la infección.
En caso de sospecha de gripe u otras infecciones respiratorias, se recomienda evitar el contacto con las personas más susceptibles: los ancianos y los enfermos crónicos.
En todo caso, el lavado de manos frecuente es la principal medida de protección, así como procurar mantenerse a distancia de otras personas y evitar tocar cosas con las manos.
Recomendación N° 3 / BPU - Lavado de Manos - Buenas Prácticas Uniagustinianas