Pasar al contenido principal

Un encuentro del Camino; de lo humano a lo divino. Los días 18 y 19 de agosto la comunidad Cristiana Católica el Camino, adscrita a ESUNA se dio cita en Cachipay para vivir un espacio de trascendencia en comunicación con la naturaleza y con los hermanos.

Por: Diana Marcela Avella Ruiz

La disponibilidad misionera es consecuencia lógica del amor que se recibe y se disfruta: quién verdaderamente ama dona su tiempo a aquello que es amado, como respuesta apremiante a su propio ser. 

El pasado 18 y 19 de agosto, la comunidad de “El Camino” perteneciente a la Unidad de Espiritualidad Uniagustiniana – ESUNA, vivió un retiro en La Capilla, Cachipay, un retiro que tenía por objeto no sólo esclarecer la misión cristiana y la labor del discípulo, sino también enfatizar en el conocer una vez más, el quiénes somos, el por qué fuimos creados y elegidos y el más importante llamado hecho a cada uno: la santidad. 

Partimos desde la Sede Tagaste de la Universitaria cada quién con cuestionamientos muy personales y luchas a las cuales darles respuesta, sabiendo que encontraríamos no sólo sosiego sino posiblemente directrices para vivir de acuerdo a las enseñanzas del Maestro, pero también teniendo en cuenta que era necesario darles rumbo a nuestros propósitos de comunidad y evangelización. Nos encontramos en La Capilla -una de las sedes de la Central de Juventudes- con un espacio digno y de ensueño, un espacio que sin duda transmite a Dios en plenitud, y con la dirección de Fray Diego Montoya iniciamos un camino de silencio, oración y encuentro interior personal, bajo la premisa de que sólo desde el autoconocimiento personal es posible forjar el ideal de comunidad. 

Después de haber reflexionado un poco sobre el papel que cada quién ocupa dentro de la comunidad, concluimos que debe existir una sana estima que nos permita comprender lo fundamental de nuestro ser y quehacer como miembros del cuerpo místico de Cristo (Rm 12, 3-8).

Hacia las horas de la tarde del día domingo arriba a La Capilla el Padre Néstor Torres de la Asociación Misioneros de la Juventud, en compañía de dos de los jóvenes que hacen parte de la misma, Yesid y Diego, para ayudarnos desde su experiencia a comprender mucho más nuestra vocación y llamado: el discipulado, tarea a la que, convocados por el Maestro, es justo responder con la vida misma. Comprendimos desde su acompañamiento el cambio que debemos de hacer al interior de nuestras vidas, pero también el gran don del que disfrutamos por esa elección a la que en la medida de nuestras posibilidades hemos dado respuesta. En el silencio que activa la conciencia, fuimos a dormir, con la promesa de un nuevo día.
El lunes disfrutamos de la lluvia y de un camino en reflexión, ejercitando un poco nuestro cuerpo, en conjunto con la razón y el espíritu, buscando cada vez un compromiso mayor con nuestro ser cristiano, en atención de interpretar que somos testimonio y mensaje, testimonio que tiene salida en la misión permanente. 

Volvimos a casa y a nuestra Universidad, con el propósito de vivir desde el amor y desde la entrega sin condición que se ancla en el Evangelio, que es el mismo Cristo y con la alegría de sentirnos creados por el amor y llamados para ese envío al que respondemos con nuestra misma vida. 
 

ZoomWhatsapp Block

Whatsapp

¡Hablemos por WhatsApp! Completa los siguientes datos y empecemos nuestra conversación.

Celular no valido para el país seleccionado

Cargando