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Empezar a preocuparse mucho por el peso corporal, comer demasiado en poco tiempo o desarrollar algunas conductas de rechazo frente a la comida, no es normal y estas son las primeras señales de alerta. Si te sientes identificado o conoces a alguien a quien le esté pasando, esta información te va a interesar.

Dejar de comer por miedo a subir de peso, comer y luego arrepentirse o tener momentos de querer comer demasiado y no poder parar de hacerlo, son trastornos de la conducta alimentaria (TRC) y debes identificarlos para combatirlos. 
 

¿Qué tipos de trastornos existen?

Estos afectan a hombres y a mujeres por igual, en todas las edades y estratos sociales, pero son los adolescentes los que más suelen atravesar por grandes cambios a nivel emocional y por eso son más susceptibles a seguir ejemplos, modelos y comportamientos del entorno, lo que los lleva a padecerlo. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar - ICBF explica los trastornos así:


Anorexia

Se caracteriza por un peso corporal anormalmente bajo, la percepción distorsionada del peso —sentirse gordo aunque se esté demasiado delgado—, el intenso temor a aumentar de peso y la restricción de la cantidad de alimentos que se consume. En este sentido, el individuo deja de comer para no subir de peso.

Bulimia

Se caracteriza por la ingesta excesiva de comida en cortos periodos de tiempo, lo que también se denomina “atracones”. En este caso, se realizan prácticas inadecuadas para compensar el consumo y evitar la ganancia de peso que incluyen la inducción del vómito, el uso de laxantes, diuréticos —tés, aguas ‘milagrosas’, aguas de apio, limón—, enemas o el consumo de suplementos para disminuir el aporte de calorías, ayuno o ejercicio excesivo.

Trastorno Alimentario Compulsivo (TAC)

Suele asociarse a episodios recurrentes de atracones, ya sea por la ingesta excesiva de comida en un período corto de tiempo; por ejemplo, a lo largo de 2 horas, de una cantidad de alimentos superior a lo que la mayoría de las personas comerían en un período similar en idénticas circunstancias o por una sensación de ausencia de control sobre la comida —no se puede parar de comer o no se puede controlar la cantidad de alimentos que está consumiendo—.

En estos casos, el consumo de alimentos suele ser más rápido de lo normal, se realiza aún sin tener sensación de hambre, hay aislamiento y comidas en solitario por sentimiento de vergüenza ante la cantidad ingerida o el desarrollo de sentimientos de molestia, depresión o culpabilidad consigo mismo tras haber comido.

Ortorexia

Es la fijación que se desarrolla hacia una dieta “perfecta” adhiriéndose a reglas alimentarias demasiado estrictas. Desarrolla una obsesión por el conteo de calorías, por el origen y la composición de los alimentos. En este caso, el problema no es la cantidad sino la calidad de los alimentos que se consume, lo que lleva a centrar su vida en esta preocupación, incidiendo en el desarrollo normal de sus actividades cotidianas y generando situaciones como el aislamiento social, sentimientos de culpabilidad por haber ingerido alimentos “no sanos” o incluso la preferencia del ayuno frente al consumo de dichos alimentos. 
 

Las señales 

Te compartimos algunos síntomas de alerta y si te sientes identificado con varios de ellos, deberías consultar de inmediato con tu médico o especialista.

  • Te juzgas por tu aspecto y has llegado a pensar cosas como: “estoy muy gordo o gorda”, “parezco una vaca”, “soy horrible”, “nadie me va a querer así”, etc.
  • Te avergüenzas de tu cuerpo y lo escondes bajo prendas holgadas.
  • Te has negado a usar vestido de baño porque no te sientes a gusto con tu cuerpo.
  • Has empezado a hacer dieta o a inventar excusas para no comer.
  • Sientes la necesidad compulsiva de contar la cantidad de calorías que contienen los alimentos que consumes.
  • Has empezado a saltarte las comidas, has dejado de desayunar o has empezado a comer más de lo normal en cortos periodos de tiempo.
  • Te estás pesando todos los días o varias veces al día y te causa mucha preocupación o angustia subir de peso.
  • Te han dicho que estás muy delgado o delgada, aunque tú sientes lo contrario.
  • Has empezado a hacer ejercicio o actividad física de manera compulsiva —más de 3 o 4 horas al día—.
  • Te has provocado vómitos o has consumido laxantes o diuréticos después de comer porque sientes culpa y remordimiento.
  • Has tenido episodios de ingesta compulsiva de alimentos o comes muy rápido y en cantidad excesiva.
  • Te has encerrado en tu cuarto o te has escondido en algún espacio de tu casa para comer sin que nadie se dé cuenta.
  • Estás perdiendo o ganando peso de forma anormal.
  • Has mentido sobre la ingesta de alimentos. Por ejemplo, has dicho que ya comiste cuando en realidad no lo hiciste.

 

¡Actúa!

Los hábitos saludables son fundamentales para la prevención. Si tienes hijos o eres cuidador es clave fortalecer en ellos su autoestima, evitar frases como “estás gordito”, “qué manera de comer”, “estás muy flaca” y cualquier otra que esté relacionada con su aspecto físico, si ves que está por encima o por debajo de su peso normal consulta con el médico.

Por otro lado, no está mal pedir ayuda, ante la presencia de cualquier síntoma habla con personas de confianza y recurre a los profesionales que tengas al alcance en la institución en la que estés. 

Recuerda que para la comunidad Uniagustiniana está disponible el servicio de Prevención y Salud Integral en nuestra línea de WhatsApp 315 7225479 o al correo saludintegral@uniagustiniana.edu.co.


Con información de: ICBF