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El agua es imprescindible para la supervivencia del ser humano y las especies del planeta. Es esencial para la producción de alimentos y energía, higiene y salubridad.  Además, es el recurso estructurante que da vida a los procesos naturales y sociales en los territorios. De allí la importancia de conocer y comprender su funcionamiento y relación con las dinámicas económicas y sociales.

Colombia cuenta con seis nevados, 44% de los páramos de Sudamérica, cinco vertientes hidrográficas, 30 grandes ríos, 1277 lagunas y más de 1.000 ciénagas, el agua es una de las mayores riquezas del país. Es además, el segundo país con mayor diversidad de peces y de anfibios y 70% de la energía que se consume viene de hidroeléctricas (Fondo Mundial para la Naturaleza - WWF, 2017).

Según el reporte de avance del Estudio Nacional del Agua 2018, realizado por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudio Ambientales - IDEAM, Colombia se considera uno de los países con mayor oferta hídrica de agua dulce en el mundo. Tiene un rendimiento hídrico a nivel nacional de 56 l/s-km2, que supera el rendimiento promedio mundial (10 l/s-km2) y el rendimiento de Latinoamérica (21 l/s-km2). Esto obedece a su ubicación geográfica, características fisiográficas y la variedad de las condiciones climáticas presentes en su territorio.

Sostenibilidad

A pesar de esto, el país afronta una dura situación frente al uso, demanda y calidad del recurso hídrico. Datos obtenidos recientemente presentan un panorama alarmante, en el cual, toda la población está involucrada especialmente como agente impulsador para la toma de decisiones.

Por ejemplo, el hielo de los glaciares, constituye la reserva más grande de agua dulce en el planeta. Su movimiento lento y que no puede evitarse, termina formando ríos, lagos y demás cuerpos hídricos en los territorios. Sin embargo, en el trascurso de los últimos 30 años, la masa glaciar colombiana se redujo en un 56% y en lo que va corrido de la última década se ha reducido un 22%. Por lo que, de continuar estas tendencias, la desaparición masiva de los nevados colombianos podría presentarse durante la segunda mitad del presente siglo (Rabatel, 2018). Esto significará en la población del país, la disminución de un gran porcentaje de agua dulce necesaria para asegurar servicios básicos como alimentación, salud y energía, entre otras. Además, el deshielo acelerado en glaciares continentales incrementa el nivel del mar, provocando efectos negativos en ciudades costeras.

Seguido a ello, se estima que más de la mitad del área de humedales en el mundo se perdió durante el último siglo. Los humedales actúan como esponjas que, cuando hay precipitaciones, absorben volúmenes de agua que no van directamente a las cuencas, sino que la regulan evitando las inundaciones o desbordes (Mena, 2012). Pero, estas zonas han sido trasformadas en territorios agropecuarios, áreas de urbanización o de cambio del uso del suelo. Esto ha desencadenado que la regulación hídrica tenga un desequilibrio, originando inundaciones en diferentes partes de los municipios y ciudades.

En Colombia se ha calculado 191.050 Km2 que tienen condiciones de susceptibilidad a inundaciones y alrededor de 3.200.000 personas están expuestas a sufrir sus efectos en los territorios. Los departamentos con mayor superficie inundable son: Orinoquía, Casanare, Arauca, Sucre, Bolívar y Magdalena (IDEAM, 2018). Es por esta razón, que años anteriores, estos departamentos fueran azotados por grandes desbordamientos de agua.

Otro factor preocupante, son los bajos índices de calidad hídrica y que disminuyen con el paso de los años. El sector doméstico aporta las mayores cargas contaminantes a los sistemas hídricos, superando al sector industrial. Lo anterior, limita considerablemente el acceso y disponibilidad de agua dulce a las comunidades, originando escases del recurso y proliferación de enfermedades asociadas por contaminación hídrica.

Ahora bien, hay pequeñas o grandes acciones que desde el hogar y las instituciones se pueden implementar, pero que sumadas, generan grandes impactos y transformaciones en las fuentes de agua. Esto, acompañado de planeación y políticas basadas en la prevención, podrán surtir efectos muy positivos y migrar a modelos sostenibles de uso, demanda y calidad del recurso hídrico.

Sostenibilidad

¡Las acciones suman y transforman los territorios!

Referencias Bibliográficas:
IDEAM. (2018). Reporte de avance del Estudio Nacional del Agua. Recuperado de http://www.andi.com.co/Uploads/Cartilla_ENA_%202018.pdf
Mena, R. (20 de noviembre de 2012). Sin humedales, Bogotá se inundará. El Tiempo. Recuperado de https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-12392543
SIAC. (2014). Oferta del agua. Recuperado de http://www.siac.gov.co/web/siac/ofertaagua
WWF. (2017). Agua en Colombia. Recuperado de http://www.wwf.org.co/que_hacemos/agua/


 

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